Precario

Escribir en nombre de aquellos pecados precarios y los deseos que fueron de paso que dan apertura a los sentidos enterrados en mi imaginación.

Nunca imaginé tenerte presente en aquello que llamamos “casualidad”. La cólera de no tenerte cerca y dejarle todo al azar.

Déjale al cielo las memorias difusas de nuestro pasado y la falsedad en aquello que llamaste corazón.

Entre la aceleración de nuestra respiración y encontrarte nuevamente en otro rostro. El arrebato de la ilusión que queda a la perfección con el silencio.

Ante toda credibilidad, existe el escepticismo.

Tú y yo fuimos un espejismo en el mismo momento, en el mismo lugar, me convertí en parte de tu egoísmo.

La manera en que me miraste y mis sentidos se volvían a la perdición.

Así te recordé, en el mismo autobús donde nuestras existencias coincidían, donde como completos extraños ni una palabra salía de nuestras bocas dirigiéndose hacia un objetivo en común. Yo sabía que su espalda estaba repleta de lunares, sabía cómo se veía al dormir, la textura y el sabor de su piel. Sin embargo, fue tan pasajero como aquello que sucede sólo una vez en la vida, pero a pesar de ello, era tan fácil reconocerle incluso sin mirarle…

-Nina Andrade

Imagen: Artículo de Vargas Llosa "Mujer".