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Fragmento provecto.

  • Daniela Pérez
  • 20 abr 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 26 jun 2024

Sí, estás en mi mente. Tan pronto como el sol se pone, las respuestas comienzan a llegar.

La música te transporta de manera imprescindible a los escenarios que viven en lo más recóndito de la memoria. ¿Somos capaces de visualizar todo a detalle?

No lo sé, quizás sea cuestión de práctica.

Tuve un largo viaje en el tiempo, en el espacio, recorrí varias vidas, turbulencias y caminos estruendosos para volverte a encontrar. Desde el primer momento que miré tus ojos renació aquella sensación de saber que ya habíamos cruzado nuestros caminos en algún lugar. Te viví como algunas veces lo soñé, plasmé mis deseos en la realidad, te tuve entre mis brazos unas horas y perdí la noción del tiempo.

Tuve tanto temor de ser un desastre, hasta que me envolví en mi propia causalidad,

Caí en la trampa ¿Por qué?

Quizás algo tan nuevo, tan real, tan difícil de creer,

se convierta en el motor de arranque que desaparezca mis miedos.

En algún tiempo incierto, me encierro y entre tus manos y entre las mías te siento.

Regresas, te consumes como el fuego, eres una avalancha en mi cuerpo. Entre la ventana de nuestras almas, en aquella mirada repleta de historias está el descanso perfecto.

Acumulé aspiraciones entre mis labios para plasmarlos en el lienzo de tu rostro. La noche se convierte en el escenario perfecto para la inspiración, el umbral de la nostalgia y la locura. Por ello he esperado cada madrugada y así, me he vuelto amante de las melodías nocturnas.

Me cautivan tus misterios.

Dejé de creer en las casualidades y por ello me intrigo.

Conozco los límites de la situación, he visualizado todos los panoramas posibles,

la razón y la prudencia consumen las historias que he proyectado en mi mente.

Odio/amo tu ego y la forma en que sabes cómo mover mi mundo cada vez que hablas, cada vez que sonríes y estás ahí dando lo mejor de ti a la humanidad.

Odio la carga de ternura sobre mí de aceptar que quizás sí, te he extrañado.

Se volvió inasequible consumir mis emociones y dejar al tiempo convertir aquella historia

en un encuentro pasajero, fue imposible verte como cualquier otra anécdota más en mi existencia. Si todo hubiese sido así, nunca hubiesen existido poesías a tu nombre. Porque aquel que queda plasmado en las letras jamás morirá.

Solo el tiempo y las particularidades indicarán si existe trascendencia o si solamente hay que mirar unos instantes atrás para tomar vuelo, cualquiera que sea el resultado, ten por seguro que te recordaré con gozo el resto de mi vida, sobre todo cuando por fin entienda que “no se fracasa si existe un comienzo…”

-Nina Andrade

https://www.youtube.com/watch?v=0t9beWP_2Tw

Fotografía: Propiedad de (Amino Apps-Cigarettes after sex, 2017)


 
 
 

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© 2018 por Daniela Pérez (Nina).

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