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La nada y tú

  • Foto del escritor: Daniela Alejandrina Pérez
    Daniela Alejandrina Pérez
  • 2 sept 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 26 jun 2024

Anoche toqué las estrellas.


Les pregunté por ti mientras recordaba tu nombre.


Sigo soñando con algo nuevo.


Sueño con la cercanía de nuestro tiempo eviterno sin tener que partir.


La nostalgia se apodera de mi cuerpo y este amor rebasa mi entendimiento.


Soy frágil cuando juegas con nuestra coyuntura.


El viento se pregunta dónde estuviste mientras todo el mundo rodaba de cabeza.


Rutina desgraciada, monotonía que abruma las palabras, líneas vacías, melodías frías.


El control de nuestras vidas se pierde entre las horas.


¿Qué será de mis versos cuando termine el verano?


Algunos dicen que andas por ahí, pero llevo tiempo caminando a ciegas.

Por mis venas no transita ni flor ni condena.

Solo el castigo atónito de no poderte encontrar.

Solo es ahí cuando salgo a buscarte en la luna, dónde aún siento que me hablas incluso cuando ésta se encuentra dormida.

Algún día te quedarás para ver cómo mis hojas también envejecen, jubiloso como aquella canción que me dejaste adivinar mientras sostenías mis piernas sobre tu regazo.

Me gustaría tocarte, pero estas hecho de espinas.

Me gustaría compartir el universo contigo, pero estás atrapado en otras galaxias.

Me gustaría sentirte, pero estás inerte en el espacio mientras vuelo fugaz a tu lado.

Cuánto daría por conectarme en aquellas profundidades que habitan tu realidad.

Pero poco a poco me extingo en la llama del fuego que propicia tu mirada.

No puedo alejarme, tampoco puedo quedarme, quizás solo pueda esperarte.

Aferrándome a inciertos amaneceres, repletos de lágrimas que caen en un agujero sin sentido.

Toco tus palmas para sentir el calor de tu alma, beso tus labios para saber que eres real.

Me alejo, despego y te vuelvo a pensar.

Lúgubres lugares donde no estás, todo se vuelve inhóspito cuando te vas.

Recreo nuestros momentos en medio de la madrugada, imagino que tus palabras envuelven mi carente esperanza.

Me gustaría sostenerte, aunque te abracen las mareas.

Me gustaría compartir la vida contigo, aunque el peso del tiempo me consuma los sueños.

Un día me levantaré y pensaré en cuánto te extraño.


Un día la ausencia dejará de escribir.


Moriré entre la melancolía de mis poesías variopintas.


Y sollozaré hasta volverte a encontrar.


Y te quedarás, te quedarás aquí un rato más.

Llevo días fuera de mí, ansiando destruir la barrera de aquello que perturba mi perpetua curiosidad.

Llevo meses buscándote en las sombras, dónde la luz de tus palabras nunca alcanza a tocar.

Una eternidad que abraza mis anhelos.

Un mundo de fantasía, una mirada a otro horizonte, una soledad que quiebra todas las voces que rozan suaves mis tímpanos cuando pierdo noción de una existencia sin limitaciones.

Nada ha garantizado tu existencia, ni tu tacto, ni tus sonidos, tu aromas, ni las promesas que dejas bajo las sábanas antes de salir a enfrentar al mundo.

Dejándole todo el peso de tu ausencia a la carga que llevo por corazón.

Amarte en silencio, vivirte en sueños sin temor a caer en aquello que nunca vemos.


La vida que comparto, coleccionista de mis lágrimas etéreas.


-Nina Andrade

Imagen: Henrik Aarrestad Uldalen - Distorted Portraits in a Dreamlike State.

 
 
 

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© 2018 por Daniela Pérez (Nina).

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