Oblivion

La próxima vez que cierres los ojos y deslumbres ese panorama claroscuro

y se haga de tarde

y te pesen los párpados más que los años,

piensa en mí.

Y cuando se apodere la muerte de tu tiempo,

cuando se acabe el día y la noche se vuelva larga,

un poco más fría,

piensa en mí.

Cuando la dureza de tu mirada cese,

mientras cantas a solas en un llanto corrompido por el silencio.

Cuando la niebla esfume tu último aliento, cuando te acuerdes que hoy respiro

y mañana este verso queda extinto.

Cuando vueles tan alto,

y observes al mundo por encima de las nubes. Cuando beses mi frente antes de despedirte

y comprendas cuánto te he querido,

te acuerdes de cuánto te he esperado y decidas quedarte.

Y decidas perderte está noche bajo la sombra de una realidad imperfecta pero impecable y decidas volverte al color entre la ceniza.

Probablemente siga escribiéndote versos, por si decides volver incluso habiéndote ido antes de conocerte.

Cuando recuerdes de dónde surgen los poetas

y aclare tu misterio a ese amor tan descabellado y a un olvido jamás programado.

Seré ese recordatorio cada vez que beses mis labios.

Como la primera vez que tus manos atravesaron mi pecho,

te volviste uno con el viento

y mi melodía desaparecía en cámara lenta.

Cuando te acuerdes de mí,

acuérdate de lo que carezco

y de aquello que comparto a manos llenas.

Acuérdate de mi piel cuando la luz de la luna toque la orilla de tu cama

y te acuerdes de aquel desastre en la habitación.

Cuando tu reflejo se distorsione contigo y conmigo en nuestro lienzo de cristal.

Cuando el amor nos alcance y me quieras sin ningún percance.

Cuando te levantes y nuevamente me recuerdes como en aquel sueño,

impregnados de momentos.

Cuando la tempestad se esfume con el tiempo

y la vida nos alcance para repetir esto de nuevo.

-Nina Andrade

(Soundtrack: Oblivion-Astor Piazzolla)

Imagen: Johannes Vermeer de Delft, "Artista en su estudio" (1665-1666)